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  • Foto del escritorJorge Acevedo Marín

Polvo en el viento...

Podría contar muchas anécdotas personales con Ricardo Rocha. Era asiduo visitante de Cancún y por años tenía como apreciada costumbre visitarme en mi cumpleaños y traerme algún regalo especial.

Y si había festejo, no perdía oportunidad de cantar tres o cuatro canciones acompañado del dúo de músicos cancunenses denominado Los Miserables. Esos momentos eran una delicia.

Quienes conocen su historia saben, después del periodismo, tenia una afición por la música.


En una ocasión, aceptó realizar su programa nocturno de los viernes (En Vivo) en Chetumal. Recuerdo nuestro nerviosismo porque el escenario fue la Explanada de la Bandera y unas horas antes se soltó un aguacero.


Afortunadamente, el espectáculo se pudo llevar al cabo para disfrute de cientos de chetumaleños que llegaron al lugar.

Las estrellas de la noche fueron Enrique Guzmán, el ya fallecido Oscar Chávez y un trío de chicas que salieron de las primeras ediciones de La Academia.


Pero la anécdota que más viene a mi memoria a raíz de su muerte es que cada vez que me invitaba a cenar en la Ciudad de México era al bar del restaurante Suntory.

Cada vez que llegábamos me decÍa: “ahora tocan mi canción”. Y, en efecto, sin fallar cada vez, el pianista del lugar (no recuerdo su nombre) tocaba una bella melodía ochentera del grupo Kansas.

Entonces él repetía con melancolía el estribillo de la canción: “Dust in the wind” (Polvo en el viento).

Y así recordaré a Ricardo, mientras el viento nos dé la oportunidad de encontrarnos de nuevo.

Hasta pronto Rocha!

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